Uno de mis geniales Amigos de Facebook posteó esta foto hace unos días...y yo me quedé ahí, prendida a ese paisaje de epopeya, con los ojos  dados vuelta para adentro: aunque desde el Coaching trabajamos a fondo las emociones y el miedo es una de las que nos desafía a cada rato, me encontré, como cada vez mas  a menudo me sucede,viajando desde cero, desconfiando de la precaria embarcación que constituyen "mis saberes" y dando tumbos por el sinuoso río de mis sentires mas profundos...

Respiré; una vez más, respiré, y respiré hasta llegar a ese lugar de Paz donde habita el Silencio y donde empecé a fundirme con todo lo que Es...Y así, concientemente, busqué hallarme envuelta en esa sustancia viscosa que reconozco en mí como miedo: no un miedo concreto, puntual, sino esa sensación de permanente zozobra o amenaza, que incluye además un sentido de deriva y de abandono, de estar arrojado a la existencia sin ningún propósito, sentido o para qué...

Y entonces supe que ese era el origen de todos mis miedos, la Gran Madre, o Padre, quizás...la identificación con la mente, con el ego, que permanente juzga, compara, clasifica, poniéndolo todo en clave de pasado o de futuro, perdiéndose el momento presente, el único que existe, donde puedo observar atentamente a mi miedo y aun así  adentrarme profundamente en mi ser, que es también el Ser de todo lo que existe, existió o existirá, donde no hay cabida para ninguna crisis de sentido: solo hay Paz, Silencio y Amor (entendiendo que el temor o miedo, es tan solo ausencia de Amor) Así, sumergida en el Amor, renovada en el Amor,regreso de mi viaje interior libre del miedo.  ¿Volverá? Seguramente. Aunque ya tengo el mapa y ya recorrí el territorio:puedo volver una y otra vez adonde habita La Fuente que me permite tomar conciencia de mi libertad.

Todo lo que deseas...- Y ¿Qué es eso que deseas?- está al otro lado del miedo. ¡La seguimos!

 D:)